La literatura sobre medicina primitiva consiste generalmente
en dos tipos de escritos: monografías o tratados generales.
Es ya habitual admitir que la unidad significativa en antropología
cultural es la cultura, la configuración cultural o “el modelo cultural” de las
tribus respectivas y no las institución aislada. En otras palabras, el
“organismo” y no el “órgano”.
LOS CHEYENES
Los cheyenes son una tribu típica de las llanuras. La guerra
es la actividad en que ellos sienten con más fuerza el pulso de la vida, su
valor y belleza. “El guerrero cheyene desea morir, a ser posible, en lo más
amplio de la pradera donde todo el mundo pueda verlo. Cuando muere no desea que
le cubra la tierra, prefiere permanecer en alto sobre la pradera donde los pájaros
y los animales puedan devorar su cuerpo
y sus restos se dispersen a lo ancho y a lo largo”.
Es obvio que uno ha de vivir además de guerrear, de ahí que
la primera preocupación de los cheyenes sea la consecución de alimentos. Estos
son proporcionados principalmente por los hombres que cazan el búfalo, el
antílope, etc. La caza es controlada por los jefes y las sociedades de
guerreros y no puede iniciarse sin hacer caso de la comunidad. Las mujeres
recogen todo tipo de raíces y leña para el fuego, acarrean el agua, candelas
para iluminar, cosen los vestidos y las tiendas y cuidan de los utensilios de
cocina. El hombre y la mujer son
compañeros, participando por igual en el trabajo de la familia. La vida sexual
es muy restringida. El noviazgo dura de cinco a seis años. Se exige virginidad
de la mujer.
Los cheyenes son un pueblo religioso y poseen numerosas
instancias sobrenaturales: está el espíritu de los cielos, el gran dios; esta
el espíritu de la tierra, existen los espíritus de las cuatro direcciones,
mientras que los espíritus de la muerte carecen de importancia. Los animales
cuentan mucho, tanto en su vida material como en la espiritual. Los lobos
aconsejan en la guerra, el ciervo de cola blanca ayudan en los asuntos
amorosos. El ciervo y el alce traen la enfermedad y el oso la salud. Los pájaros
y los insectos enseñan el camino.
La diferencia entre los cheyenes y las otras tribus no
parecen basarse en razones objetivas. Es obvio que los cheyenes tienen un tipo
de medicina. Sin embargo practican relativamente pocas medidas protectoras. La
enfermedad es causada por flechas invisibles arrojadas por los espiritus de los
manantiales, el ciervo-mulo y otros espíritus. El tratamiento es a base del
típico “pequeño ceremonial” cheyene.
LOS DOBU
Los dobu son “massims”, es decir, melanesios papús
orientales, que viven en pequeñas islas volcánicas del grupo de las D’Entrecasteaux,
al norte de Nueva Guinea oriental. Su dieta es más bien practican algo la
pesca, matan algún cerdo, tienen algunos árboles de sagú, plataneros, cocoteros
y de betel. De ahí que el campo de batatas sea el lugar económicamente más
importante entre los dobu. El futuro yerno y nuera tienen que demostrar primero
sus aptitudes den él antes de ser
admitidos en la familia. Las batatas son seres humanos metamorfoseados y tienen
que ser continuamente encantados para crecer y multiplicarse.
Los dobu creen que el éxito en la cosecha, como en cualquier
cosa, no es tanto una victoria mágica sobre las fuerzas de la naturaleza como
una victoria sobre uno de los vecinos. Las batatas vagan por la noche y cuando
uno tiene mejor cosecha es porque su magia más fuerte, debido a especiales
encantamientos que alcanzan a las batallas, ha atraído y robado una parte de
las del vecino.
La medicina dobu debe sus características especiales a la
perfecta integración con el modelo cultural. Entre los dobu solo hay una causa
de enfermedad la hechicería o brujería. No se utiliza drogas en el tratamiento
dobu como casi en toda Melanesia. Ni hay ensalmadores, etc.; todo se reduce al exorcismo.
La “medicina” dobu no exige profesionales especiales; esta generalizada y su característica
fundamental es que provocar la enfermedad cuesta más que curarla.
LOS TONGA
Los tonga son una tribu de habla bantú, que viven alrededor
de Lourenco Marques y que cuentan con unos 750.000 habitantes. El más solemne
juramento de los tonga es el que se hace
con tierra. La misma palabra “tiko” significa suelo y clan.
La unidad fundamental de la sociedad tonga es la aldea,
habitada por el jefe de familia, sus mujeres, sus hermanos más jóvenes y sus
hijos con sus mujeres. Cuando la cabeza de familia muere, la aldea desaparece. Su
hermano y sucesor construye otra nueva con la misma población.
La religión tonga es muy sólida, sin ídolos, templos,
sacerdotes profesionales, días especiales para el culto; se basa exclusivamente
en oraciones y sacrificios. Excepto para implorar la lluvia, los sacrificios no
son humanos sino de gallinas, cabras o carneros.
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