miércoles, 4 de marzo de 2015

“ES MEJOR POCOS.” LAS DECISIONES DE LAS MUJERES NAHUAS RESPECTO A LA PLANIFICACIÓN FAMILIAR

En el presente capitulo se analizan las alternativas utilizadas por las mujeres nahuas en la Huasteca veracruzana respecto a la reproducción; también se examinan las restricciones que afectan su elección en cuanto a la anticoncepción.
Durante la década pasada se produjo una pérdida de control entre las mujeres de Amatlán debido a la erosión de su conocimiento local a la luz del desarrollo y de los cambios biomédicos. Tanto el desarrollo como la biomedicina son prácticas convincentes e idolologías poderosas, y tienen un impacto tremendo en el concepto que se tiene de las mujeres y en cómo piensan ellas mismas su cuerpo. Para las mujeres de Amatlán, el conocimiento de su cuerpo, en lo que refiere a la biomedicina, esta “relacionado de manera inexplicable a la hegemonía médica y clase social”. Sus cuerpos son un estado en conflicto que tienen que negociar cada vez que acuden al centro de salud.
A pesar de que las mujeres han sufrido un detrimento sobre el control de su cuerpo, a este menoscabo se hace más evidente en el aspecto reproductivo, en donde las mujeres ya no abordan los aspectos relacionados con el embarazo, parto, anticoncepción y salud reproductiva general en la esfera privada, sino que se han trasladado a la esfera pública del centro de salud, en donde los cuerpos de las mujeres se exponen, a veces, de manera literal, a la vista de todos.
En la región de Ixhuatlán de Madero, el centro de salud se considera como la autoridad en cuanto a salud reproductiva y, como la opción más “moderna” para las mujeres. La biomedicina, como conocimiento autoritativo, se hace patente en la opinión de las mujeres mismas, respecto al trato que reciben en el centro de salud y la forma en que sus conocimientos y creencias locales se hacen a un lado y son ignorados y reemplazados por la idea de que la biomedicina es más moderna y aceptable en cuanto a los cuidados reproductivos. La falta de explicaciones adecuadas de la biomedicina en su contexto cultural, con frecuencia provoca desconfianza, angustia y hasta resentimiento en las mujeres.
El concepto que se tiene normalmente de los pueblos del Tercer Mundo es que tienen demasiados hijos. Los métodos anticonceptivos disponibles para las mujeres en estas clínicas incluyen hormonas inyectables y orales, dispositivos intrauterinos (DIU), condones e implantes hormonales subdérmicos. Las mujeres también pueden someterse a la ligadura de trompas en los hospitales de Llano de En medio, Chicontepec y Poza Rica.
El personal en los centros de salud discute la anticoncepción y la planificación familiar con sus pacientes desde un principio, y con las mujeres y sus esposos desde que inicia su matrimonio. Cuando las mujeres deciden utilizar un método anticonceptivo, el personal biomédico les informa sobre los distintos métodos y se asegura de que la mujer utilice el método adecuado a su fase de vida y estado de salud. La mujer recibe información acerca de las ventajas y desventajas de cada método y se somete a un examen físico para determinar si tiene algún problema que pudiera interferir con cualesquiera de los métodos, como varices o infecciones de la matriz.
Los hombres pueden jugar un papel significativo en los métodos conceptivos y opciones de las mujeres. Las mujeres se pueden agrupar de la siguiente manera, en cuanto a la anticoncepción y el papel de su esposo: A) las que no utilizaron un anticonceptivo obedeciendo a los deseos del esposo aunque no fuera lo que ellas querían; B) aquellas que decidieron utilizar un anticonceptivo a pesar de la opinión de sus esposos; C) quienes tomaron la decisión de utilizar un anticonceptivo junto con sus esposos, y D) aquellas que no querían utilizar un método anticonceptivo pero se sometieron a un método semipermanente o permanente de acuerdo con los deseos de sus parejas.
La relación entre el hombre, mujer y anticoncepción se vincula de nuevo con el tema de la elección para las mujeres. A pesar de que algunas de ellas están interesadas en la anticoncepción y preferirían controlar el número de hijos, no pueden tomar la decisión de usar algún anticonceptivo si su esposo no lo permite. En este sentido, su elección se ve limitada por las circunstancias conyugales. El personal médico informa a los centros de salud de Tepatepec e Ixhuatlán informa a mujeres sobre la anticoncepción y la esterilización.
Cuando las mujeres acuden al centro de salud u hospital interactúan en gran medida con las enfermeras. La capacidad de las mujeres para tomar decisiones reproductivas sobre su cuerpo se ve limitada por las poderosas relaciones entre ellas y el entorno biomédico. Las enfermeras, en su papel de profesionales, tienen tanto poder real como un poder percibido, que es reconocido y negociado, tanto por ellas mismas como por las mujeres. Dicho poder tiene su origen en ciertos símbolos biomédicos como la bata blanca, el estetoscopio, los trámites, el equipo e instrumentos y el lenguaje técnico.
Las enfermeras utilizan todas estas fuentes de poder para convencer a los pacientes de seguir las instrucciones del tratamiento respecto a la planificación familiar y la esterilización.
El lenguaje medico utilizado con frecuencia es incomprensible para las mujeres e incluso si la terminología es comprensible, la interpretan desde su perspectiva cultural. Algunos de los centros de salud cuentan con intérpretes informales en forma de conserjes o enfermeras locales, pero esta no es su función principal. La barrera del idioma con frecuencia exige que las mujeres que no se sienten cómodas hablando español lleven a un miembro de la familia para que les traduzca.

Aunque es evidente que el papel de médicos tradicionales ha disminuido a la par que se ha incrementado el de la biomedicina, ello no significa que haya desaparecido del todo. Lo que ha sido evidente en esta investigación es que los curanderos y parteras son muy tolerantes con la biomedicina (actitud no reciprocada por los trabajadores de la salud pública).
Como queda patente, la situación en esta región respecto al cuerpo de las mujeres y su elección reproductiva es sumamente compleja. Dado que el personal biomédico tiene más poder de decisión que las mujeres, puede lograr el cumplimiento de las condiciones a través de medios que, una vez aplicados, refuerzan la brecha de desigualdad que existe entre ambos.

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