SOBRE LA RECOGIDA DE DATOS
Cuando los europeos empezaron la observación a gran
escala de los “viajes” en los siglos XVI-XVII, la medicina fue uno de los aspectos
de estas culturas primitivas que más les intereso y de la que más informes
dieron. El interés sobre la medicina y los informes sobre la misma disminuyeron
en proporción al incremento de elementos científicos y en proporción al
creciente uso de la medicina occidental de drogas químicas y luego sintéticas.
La recogida de datos médicos de las sociedades primitivas
ha mejorado algo en los últimos 25 años. Las técnicas etnográficas en general
han avanzado mucho. La “preocupación por la salud” ha adquirido un carácter casi
religioso y es sorprendente que esta actitud general de nuestra cultura no haya
tenido mayores repercusiones en el campo de la etnografía. La preocupación de
los antropólogos por los problemas psiquiátricos ha provocado en los últimos
diez años algunas contribuciones muy importantes de los antropólogos al campo
de la psicopatología en general.
La medicina nunca ha alcanzado la cuidada atención que se
ha prestado a los fenómenos puramente materiales, espirituales o sociales,
quizás porque siempre ha pasado los límites de estas simples categorías.
Los modernos etnógrafos no parecen darse cuenta de que
hay una multitud de datos sociológicos y psicológicos en el campo de la
medicina primitiva que pueden analizar e informar de ellos perfectamente,
puesto que por su educación profesional están perfectamente cualificados para
hacerlo.
Hay una gran variedad de formas de tratar a una persona
enferma que van desde el abandono y el desprecio a la más extrema devoción y
respeto. Se pueden observar los problemas económicos que las enfermedades y su
tratamiento imponen sobre cualquier sociedad desde el punto de vista de la organización
y la psicología de muy distintas maneras. El propio enfermo desarrolla una
reacción muy definida hacia su enfermedad que influye considerablemente en la
desaparición de la enfermedad.
ALGUNOS PROBLEMAS
A falta de una expresión mejor llamamos “medicina
primitiva” a la medicina de los pueblos llamados “salvajes” o “no civilizados”.
Aunque la medicina primitiva cubre un campo enorme en el tiempo y en el
espacio, ha sido estudiada por historiadores de la medicina como antropólogos
en muy escasa medida. La medicina primitiva no es una colección pintoresca de
errores y supersticiones, sino un número de unidades vivientes dentro de
modelos culturales vivos, muy capaces de funcionar a través de los siglos a
pesar de sus diferencias fundamentales con nuestro modelo. Este método de
considerar la medicina primitiva sólo por lo que tiene en común con la nuestra
y de proyectar en ella nuestras categorías, conduce a resultados algo extraños.
Empleamos el adjetivo “mágica” en el sentido muy amplio
en que lo utilizan a veces los antropólogos. El primitivo no considera
generalmente la enfermedad, como la muerte o un accidente, un acontecimiento
natural. Es la consecuencia de las acciones o fuerzas sobrenaturales. Las
causas normales de enfermedad son la
intrusión mística de un objeto, la pérdida del alma o de una de las almas, la
intrusión del espíritu, la violación de un tabú y la brujería.
La creencia en tales causas solo se da en un mundo
distinto del nuestro, en un mundo mágico donde lo natural es sobrenatural, pero
lo sobrenatural bastante natural. Esto hace decir a Evans-Pritchard: “debemos
preguntarnos si tiene alguna noción que se aproxime a lo que queremos decir
cuando hablamos de causas físicas”.
La parte más importante de la experiencia del primitivo está
al otro lado esa frontera, en su contacto con los muertos, los espíritus y los
antepasados místicos. Lo que para nosotros es una mera alucinación, para él es
una experiencia privilegiada. El tratamiento entre los primitivos está muy
imbuido de todo el sistema mágico-religioso, de aquí su extremo
tradicionalismo, conservadurismo y conformidad. Todo lo nuevo es considerado
altamente peligroso, y el temor, el núcleo de la fe del hombre primitivo, le
hace aferrarse ciegamente a las reglas y las costumbres.
Los sueños a menudo revelan los mejores medios de curación.
Los amuletos sirven como métodos preventivos mágicos. El tratamiento primitivo se centra en acciones simbólicas,
ya que el símbolo es de enorme importancia en el pensamiento primitivo.
El padre primitivo no permanece acostado por pereza, sino
para proteger a su hijo. Toma la medicina del hijo o se confiesa por toda la
familia u observa la dieta, cuando uno de los miembros está enfermo.
A menudo el hombre medicina no es solo mago, sacerdote y
brujo, sino también jefe y rey, un ser casi sobrehumano. Su vocación suele
heredarse del padre o del tío materno. Experimenta una iniciación severa y está
rodeado por fuertes tabúes que lo aíslan de la sociedad. Sus vestidos, comidas,
vivienda, costumbres, nombre y lenguaje son diferentes de los normales. El fracaso
suele ser muy peligroso para él; la muerte del hombre-medicina fracasado existe
por todo el mundo.
El hombre-medicina conservador ejecuta su papel como el
hombre más irracional de un modelo irracional. El medico moderno critico
consigue su prestigio social porque es la expresión de las tendencias
racionales en la sociedad, racionalizando incluso lo irracional, como por ejemplo
el psicoanalista, invadiendo así el antiguo terreno del sacerdote. El hombre-medicina
es más bien el antepasado del sacerdote, el antagonista del médico durante
siglos.
La cuestión del hombre-medicina es un impostor o cree que
su propia práctica nos parece de la mayor importancia. La práctica que ha
provocado los mayores recelos sobre la superchería del hombre-medicina es la extracción
de una piedra del cuerpo del paciente. Pero como afirma Im Thurm: “esta
sustancia extraña, por lo menos entre los indios de la Guayana, es considerada
a menudo, si no siempre, no simplemente como un cuerpo natural, sino como la forma
materializada de un espíritu hostil”. El medico simula la buscada expulsión de
la influencia maligna. En el mismo sentido los naga para conseguir una cosecha más
rica recorren la extensión donde plantaron el arroz con los cuerpos inclinados
hacia adelante como si llevaran a sus espaldas el peso de la futura cosecha.
No hay duda de que la medicina primitiva contiene un
amplio número de factores objetivamente eficaces que empleamos de una manera
racional: masajes, sangrías, ventosas, baños, cauterizaciones, cirugía desde el
tratamiento apropiado de fracturas a la trepanación, hasta la inoculación contra
la viruela o la mordedura de serpientes son conocidas por los no civilizados. El
“espíritu” de la hierba lucha contra el “espíritu” de la enfermedad. Es sorprendente
la gran cantidad de drogas eficaces que conocen los primitivos. Del 25% al
50% de su farmacopea es objetivamente
activa.
Incluso en los mejores libros de texto de historia de la
medicina el conocimiento que de estas drogas poseen los primitivos se hace
derivar generalmente del “empirismo”, de la “observación”, del proceso de “ensayo
y error”, solamente Cumston habla del estado instintivo de la medicina.
El hombre-medicina es que un médico alma y su contemporáneo
primitivo, que es un emotivo, lo necesita desesperadamente. Al confesar a un
paciente le da la paz. El paciente primitivo “consigue la completa armonía con
lo infinito y por lo tanto debe estar libre, por su puesto, de todas sus
enfermedades y males”.
La medicina primitiva es solo una parte del sistema mágico.
Dicho sistema es una pura creación de la sociedad. Este extraño sistema no lo
construye una percepción o asociación natural especial, cualidades comunes a
todas las razas y culturas. Es la sociedad la que crea estas representaciones
colectivas; la sociedad las mantiene y ellas mantienen a la sociedad.
La medicina mágica satisface, mucho más que nuestra
medicina, una creencia básica en la humanidad, una cierta necesidad metafísica.
Para entender la medicina primitiva tenemos que alejarnos mucho de nuestros
criterios y conceptos.
DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTOS NATURALES Y SOBRENATURALES
La medicina primitiva juega un papel social y posee un carácter
holístico o unitario que ha perdido la medicina en nuestra sociedad. En lo que respecta
a las proporciones entre los conceptos y métodos racionales y sobrenaturales,
parece que la medicina primitiva es fundamentalmente mágico-religiosa, utiliza
unos pocos elementos racionales; mientras que nuestra medicina es predominantemente
racional y científica, empleando unos pocos elementos mágicos.
Aunque parece establecido que la mayoría de las tribus
reconoce por lo menos algunas enfermedades o accidentes causados por fuerzas no
sobrenaturales, con nuestros conocimientos actuales a pesar de eso no se puede
asegurar que algunas tribus ignoren el concepto de enfermedades o accidentes
naturales.
Los banyakole rara vez atribuyen a la enfermedad una
causa natural excepto en los casos de vejez, envenenamiento de la comida e insolación.
Lindblom da para los akamba tres causas de enfermedad: los espíritus, la hechicería
y las causas naturales. Los ba-ila reconocen seis causas sobrenaturales de
enfermedad. Los ubena consideran como algo normal las pequeñas dolencias, como
resfriados y toses, el dolor de cabeza y las pequeñas fiebres, pero las
enfermedades graves incurables son diferentes y se atribuyen a la brujería, los
espíritus ancestrales y la violación del tabú. Los hotentotes distinguen entre
dos clases de dolencias: “la enfermedad”, tratada mediante masajes y la “muerte”,
que se trata con ceremonias. Harley enumera como de origen natural la
frambesía, muy extendida; las llagas de los dedos del pie causadas por moscas;
la urticaria, provocada por plantas; la picadura de abejas; la mordedura de serpientes
y de escorpión; la viruela; el cólico por comer demasiado arroz; los resfriados
normales; el sarampión y el dolor de muelas.
La mayoría de los datos sobre el tratamiento de las monografías
etnográficas generales consideran en listas de drogas u otras técnicas empleadas,
en listas de enfermedades a las que se aplican, y de afirmaciones sobre los
posibles efectos objetivos que tales medidas ejercen. Un panorama claro de la
existencia de medidas terapéuticas racionales entre los primitivos esta
oscurecido por las influencias de los blancos. Por ejemplo, entre los creek, el
contacto con los blancos produjo sin duda un cambio de los ritos religiosos a
la mera aplicación de drogas.
La medicina en el Sur de Nigeria es eficaz solamente
cuando se combina con un encantamiento. Los bontoc igorot realizan muy pocos
intentos de tratamiento. Los mafulu creen que la mayor parte de las
enfermedades son de origen sobrenatural, pero tienen muy pocos tratamientos
sobrenaturales. En un campo paralelo, la
hechicería, que es una especie de medicina negativa, nos encontramos con
problemas similares.
La total ausencia de remedios que no vayan acompañados de
asectos sobrenaturales, parece ser característica sin embargo, solamente, de
una minoría de tribus primitivas.
Hrdlicka, por ejemplo, da una lista muy completa de
remedios caseros de los habitantes de las Indias Sudoccidentales.
Harley, en un excelente libro sobre la medicina de las
manos de Liberia, describe la secuencia del tratamiento. En primer lugar,
remedios caseros racionales aplicados por los familiares o vecinos. Después se
llama a una mujer médico. Las enfermedades tratadas de modo racional son, en su
mayoría, aquellas con una patología visible. Las que se tratan de modo
preferentemente mágico son, o bien las enfermedades graves y crónicas, o bien
las que aparecen de modo súbito.
En el diagnostico mágico y en los ritos de curación, hay implícitas
una gran cantidad de medidas y actitudes objetivamente eficaces.
De una manera intencionada se ha pasado por alto el gran número
de descubrimientos prácticos realizados en el seno de lo sobrenatural y la
cantidad de actos eficaces que son posibles tanto sin pensamiento racional como
sin pensamiento consciente.
En muchos casos es fácil ver el carácter no racional de
la teoría o del procedimiento aplicado. La succión es, sin lugar a dudas,
objetivamente eficaz, pero es el procedimiento terapéutico mágico por
excelencia. Lo mismo se puede decir de los eméticos, purgantes, baños y
masajes. Los huesos de un animal viejo son sin lugar a dudas de un valor
objetivo, en algunas enfermedades, pero no se utilizan por su contenido de
calcio, sino porque poseen “poder vital”
Muchas de las medidas o indicaciones médicas llamadas
racionales no son en realidad más racionales que el beber la orina a caño, un
rito medico de los maoríes o defecar en las manos de uno por miedo a la hechicería
en Nueva Irlanda.
Las aplicaciones mágicas de las drogas aparentemente
racionales son obvias en los numerosos casos en los que el mero conocimiento de
una planta no basta para su uso apropiado; para obtener dicho resultado hay que
pagar por el conocimiento o la aplicación. El uso indiscriminado de medicina,
del que se ha informado en diversas ocasiones excluye la racionalidad.
Rivers considera como un importante resultado de sus
estudios sobre medicina primitiva el descubrimiento de que los primitivos actúan
medicamente con perfecta lógica, aunque sobre la base de premisas falsas,
sobrenaturales.
Es verdad que la medicina primitiva es lógica. Pero no es
el problema central en relación con la medicina primitiva. El problema central
reside en las diferencias entre la medicina primitiva y moderna.