lunes, 11 de mayo de 2015

El cólera

EL CÓLERA ¿ES SÓLO UNA METÁFORA?

Durante las décadas de 1970 y 1980 la antropología social ha tomado escasamente en cuenta las consecuencias ideológicas, epidemiológicas, sociales y políticas generadas por la constante expansión de las teorías, interpretaciones y, sobre todo, intervenciones biológicas sobre el campo de la subjetividad, la sociedad, la cultura y, por supuesto, el proceso de salud/enfermedad/atención, lo cual contrasta con la importancia dada de algunos de estos procesos entre 1930 y 1950.
Durante los años cincuenta, y a través de varios campos, se desarrollan de forma sostenida investigaciones y explicaciones  que hallan en lo biológico a causa básica del comportamiento humano.
Las investigaciones etiológicas dedicadas a estudiar el comportamiento de diferentes especies animales generó toda una serie de explicaciones respecto de las conductas del ser humano y especialmente sobre su naturaleza agresiva y competitiva.
Las propuestas y técnicas biológicas pasan a determinantes respecto del control y/o planificación de la natalidad, asi como para posibilitar la reproducción artificial, la posibilidad de escoger sexo del hijo antes de que nazca, la clonación aprobada  por ahora solo para la producción de embriones humanos con fines terapéuticos específicos, la posibilidad del cambio de sexo a través de varias tecnologías biomédicas complementarias, la posibilidad de modificar el cuerpo con objetivos de  demorar la apariencia de sujeto/objeto sexual.
A su vez las investigaciones biológicas, mas alla de que generen explicaciones causales, producen de forma creciente tecnologías que actúan sobre comportamientos individuales y colectivos ya sea como medio de control de sujetos considerados enfermos mentales, o sobre todo de los comportamientos normales ejercicios en la vida cotidiana.
El biologicismo supone la explicación del comportamiento humano, incluido sus padeceres, por estructuras innatas; para el sociobiológo Wilson, la religión, la competencia, la cooperación, la dominación masculina, la agresión, son genéticas.  Eibl-Eiberfeldt sostiene en la década de 1970 que el comportamiento humano esta al menos en parte pre-programado biológicamente.
Pero además de lo señalado, el incremento constante y sostenido de explicaciones centradas en lo biológico nos preocupa porque el biologicismo constituye el nucleo manifiesto en torno al cual se legitiman, al menos en parte, reaparecen o comienzan a desarrollarse durante los setenta en numerosos contextos tanto de países centrales como periféricos.
Tales procesos refuerzan el papel no solo de las interpretaciones biológicas de la enfermedad, sino de la biomedicina, incluyendo el descubrimiento por antropólogos, sociólogos y literatos de que en torno a las enfermedades se constituyen algunas de las principales metáforas de la sociedad, al menos de la sociedad occidental, lo cual fue analizado para un amplio espectro de padecimientos que van del alcoholismo al sida, pasado por la tuberculosis y el dolor crónico.
La enfermedad y la biomedicina constantemente son utilizadas para resignificar procesos económico.politicos en términos de enfermedad, de tal manera que desde la desnutrición imperante en varias regiones de Brasil, y especialmente en el noreste, hasta la masa creciente de personas que no tienen vivienda.
El descubrimiento del cuerpo a nivel de la vida cotidiana se desarrolla aparentemente contradictoria: por una parte, se recupera el cuerpo en términos de salud, belleza, negación de envejecimiento y hasta de la muerte. Esta revaloración se da en la practica en términos de la afirmación de la presencia individual de los sujetos.
Otro de los campos a través del cual se expresa el interés por el cuerpo es el relativo a los cuerpos desviados y controlados en términos no solo de poder institucional, sino de la potencialidad ideologica, social y técnica de construir nuevos actores a través de la manipulación de los cuerpos.
La biomedicina es tomada como expresión paradigmática de la escisión cuerpo/alma en términos científicos, pero además por el papel que desempeña en la institucionalización de esta concepción en el saber de los conjuntos sociales.
Este dualismo fue puesto de manifiesto sobre todo en el enfoque biomédico dominante aplicado a la salud mental y al cuerpo femenino, enfoque que a través de criterios científicos construyo no solo representaciones técnicas y sociales de las enfermedades mentales y de los cuerpos y padecimientos femeninos, sino que produjo diagnosticos y tratamientos que reforzaron la concepción dualista y fundamentaron la subalternidad de estos sujetos.
Ahora bien, varias de las propuestas antropológicas actuales que tratan de superar el dualismo parten del concepto de cuerpo entendido como experiencia en el mundo no reducido a las representaciones colectivas, sino que produce realidad. El cuerpo no es observado en términos de biología o de cultura, sino de una unidad que algunos refieren a la experiencia, otros a la acción y varios a la practica.
La mayoría de los temas y problemas sobre el cuerpo, sobre el dualismo, cobre la ciencia como etnociencia o sobre las biologías locales que aborda una parte de la antropología actual fueron desarrollados radicalmente dentro de la ciencia alemana entre 1920 y 1940,  y en menor medida por una parte de la antropología norteamericana del mismo periodo como ya hemos señalado.